martes, 17 de marzo de 2015

La piedra entre La India y China

Si vos me preguntás ya, ahora, si el país de Bután tiene una selección de fútbol, me la juego que "no". La cosa es que sí tiene, y hoy (17 de marzo de 2015) ganó su 4º partido en toda su historia deportiva, historia pobre y amarga por cierto.


La selección entrenando después de alcanzar el nirvana
 Hasta hace unas horas (13:26 del 17/3/2015) era el peor equipo en el ranking FIFA, con 58 partidos jugados, solo 3 victorias y una tristísima diferencia de gol de -185 (sí, el número está en negativo). En lo que va de esta temporada (2014-2015) Messi va marcando unos 32 goles...esos son mas goles que toda la historia de la mencionada selección hasta ahora. 
Todos sabemos que ser hincha de Racing es un tema, un sacrificio que algunos pocos llevan heroicamente, pero ser de Bután debe estar muy jodido. No quiero pensar en ser de Bután e hincha de Racing en simultáneo, uff, necesitas un programa de subsidios para bancar esa vida. Ver las estadísticas del equipo asiático es una maratón de cine independiente, es una feria de lectura trascendental, una cola en el banco Nación. La peor selección del mundo, con 0 puntos en el ranking FIFA.

Una reflexión inconclusa.
Tal vez podríamos preguntarles, ¿Por qué siguen jugando? ¿Por qué seguir intentando? ¿Cuál es el fin de pasar tanta vergüenza? ¿Por qué?... Ellos siempre responden lo mismo: "dzongkha changlimithang".
Si vos vieras la alegría de los chinitos (?) cuando su selección ganó, los pibes abranzándose, los festejos del gol que aseguró la clasificación a la segunda fase, si vos vieras la alegría ingenua en los festejos de la victoria... te aseguro que dejarías tu triste y vacía vida y partirías en el primer vuelo charter a Timbu, capital del país. Te lo aseguro ¡te lo aseguro! Por eso no te muestro el video de los festejos.

Pero hay algo dulce en la inocencia, algo que hemos perdido nosotros que estamos totalmente convencidos de que somos potencia futbolística en el mundo. Cargamos con la pesada exigencia de ganar o ganar, que nos obliga a crear culpables en los cuales descargar nuestras frustraciones, nos lleva a catalogar de "fracaso" todo intento legítimo y loable que no logre satisfacer nuestras expectativas egoístas que amasamos desde el sillón de nuestro living. Deberíamos parar la pelota, y preguntarnos ¿no estaremos exagerando con el mito del fútbol argentino?. Parece imposible que alguna vez suceda, porque entonces sería auto-descubrirnos perdedores. Comprenderíamos que tal vez no somos el gran país (que de todos modos nunca fuimos); tal vez no somos la potencia mundial que creemos ser, tal vez no somos el granero del mundo, tal vez no tenemos una mística copera, tal vez no somos la Europa de América Latina, tal vez no tengamos la misión trascendental de ser "primer mundo". Tal vez somos más parecidos a Angola que a Francia,  somos menos Alemania y más Bután.

Me pregunto si acaso no seríamos más felices si solo dejáramos de pretender potencia y de flashear superioridad. Tal vez nos abrazaríamos llorando cada vez que clasificamos al mundial, y tocaríamos el techo de felicidad cuando salimos segundos. Entonces tal vez aprendamos a valorar los esfuerzos.

O tal vez no, y seríamos los mismos cambalaches amargados argen-simios.

Para los curiosos, hay un documental llamado "La otra final" de Johan Kramer. ¡Que viva el fútbol! y su avalancha de emociones, aún cuando solo se trata de un picadito en el Himalaya. Solo resta una reflexión, un interrogante... ¿el gentilicio de Bután es butano? para pensar en casa.

La Sub17 del equipo "dragón" siendo uno con la pelota

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